#yonosoyimbecil

Si en el último post estaba contento, en este estoy de mala leche. La razón es esta batalla de mierda que tienen ahora PSOE y PP con los hashtags de twitter: #vanaportodo y #nohandejadonada. Qué bien… Qué alegría… Qué maravilla contemplar el ejercicio de la alta política en este país.

Los que me conocen, saben que una de las cosas que peor soporto es que me traten de imbécil. Pues bueno, esto es lo que está haciendo esta pandilla. No sólo a mi, obviamente. Nos están tratando de imbéciles a todos. Yo opino, y esto está relacionado con el post anterior (y si no lo está, lo está con el desarrollo del mismo, que ya haré cuando tenga un momento y unas ganas), que la gente podemos ser idiotas, pero hasta un punto. Y estos están rebasando mi punto. Y por Dios, espero que estén rebasando también el punto de la mayoría de españoles.

Recientemente, he decidido dejar de leer El País. La razón es muy sencilla (qué sutil e involuntario comentario),  están de propaganda salvaje. Especialmente si leéis la edición web, es absolutamente vergonzoso. Pero no, queridos votantes zombies del PSOE, no lancéis espuma por la boca todavía, porque esto no es un ataque a El País. Para mi, pese a tener una tendencia política clara, este siempre había sido (nótese el pretérito pluscuamperfecto) el periódico que me había parecido más centrado, pero ya no. Ha quedado demostrado que están todos a un nivel parecido.

Yo siempre había pensado que esto era inevitable. Me refiero a que la lucha de poderes e intereses entre, valga la redundancia, los poderosos sobrepasara el interés general. Por «los poderosos» me refiero a políticos, medios de comunicación, empresas influyentes, etc. Pero desde que vivo aquí (Reino Unido), me he dado cuenta de que no. Obviamente, las luchas de poder y los vínculos entre representantes del mismo, siempre estarán, el problema es que en España, estas luchas son la prioridad sobre todo lo demás: gobernar el barco, aunque para ello haya que hundirlo.

Y mirad, voy a relacionar esto con el post anterior (esto es lo que pasa cuando escribes «tal com raja»),esto ocurre porque la clase «poderosa» que tenemos es una auténtica basura, pero, como suele ocurrir, tenemos la que nos merecemos. Las cosas funcionas así porque somos suficientemente imbéciles como para creernos esos cuentos. Suficientemente imbéciles como para ponernos la camiseta de la derecha, la izquierda o el centro reformista y apoyarlos incondicionalmente como si de un equipo de fútbol se tratara. Suficientemente imbéciles como para no darnos cuenta de que las noticias y los comunicados de prensa apenas contienen datos y sí mucha opinión. Suficientemente imbéciles como para no darnos cuenta de que primero opinamos y luego justificamos las opiniones y no al revés. Suficientemente imbéciles como para preferir que nos den la información mascada y filtrada en lugar de ir a las fuentes en la medida de lo posible. Y suficientemente imbéciles como para no exigir transparencia informativa a todos aquellos a los que les damos nuestro dinero para que lo administren.

Pues bien, yo no sé vosotros, pero #yonosoyimbecil.

P.D: Ejercicio interesante. Coged una noticia un poco polémica de un periódico al azar y subrayad cuánto de todo lo que pone son datos y cuánto opinión. Un segundo ejercicio es ver cuántos de esos datos no son filtrados (por ejemplo, decir que los recortes en XXX pueden suponer hasta un XX % de pérdidas es un dato de mierda, porque no sé a cuánta gente le supone esas pérdidas, y es probable que sea un porcentaje de gente residual). Mi consejo: lo más fácil sería empezar por El País, que, por razónes obvias, está con más ganas de enmerdar. Luego ir a El Mundo, que será más sutil.

¿Otro país es posible?

Hola, lectores del Vertedero (que a estas alturas debéis de ser ninguno). Tras mucho tiempo sin escribir, hoy me he despertado con una noticia que me ha llenado de optimismo y, por tanto, de ganas de publicar lo que pienso.No ha sido una decisión inmediata, ya que, después de tanto sin escribir un párrafo, estoy seguro de que la calidad de los de hoy va a ser bastante lamentable.

La citada noticia ha despertado varias reacciones en mi y, por una vez, todas positivas. A saber, y por orden: incredulidad, esperanza y optimismo. Y eso que va del gobierno y la escribe El País… Señoras y señores: «Rajoy publicará todos los contratos, subvenciones y sueldos públicos».

No voy a extenderme mucho, porque es casi la hora de irse a currar, pero voy a decir que esto, para mi, es un poco el colofón de una forma de hacer de este gobierno. No voy a entrar a valorar su actuación a nivel de medidas concretas o de ideología, pero no porque no quiera, sino porque hoy no tengo tiempo, y apoyar algo que haga el PP significa oleadas de gente con la vista nublada por la ira y echando espuma por la boca. Eso vamos a dejarlo para otro día en que tenga tiempo de elaborar.

Lo que sí me hace ser optimista es que, por primera vez, veo un gobierno con un objetivo y una hoja de ruta. Sí, queridos niños, eso que parece que debería ser lo lógico y normal, hace mucho que no pasa en esta monarquía bananera de país llamada España, Especialmente durante las anteriores dos legislaturas, que en este sentido son lo más lamentable que he vivido.

Lo bueno, además, de esta noticia es que el gobierno promueve una ley en la que se corta las alas a si mismo. Algo inaudito en España y que puede marcar el inicio del final de esa filosofía en la que la ocultación de información facilita la manipulación de las opiniones y la manga ancha de la clase política.

Sí, ya sé, que esto es todo optimismo y que luego vendrá el tío Paco con las rebajas. No hemos nacido ayer, así que ya veremos en qué termina esto, y si es el embrión de todo eso que me encantaría o no es un carajo; pero, por lo pronto, ya me ha alegrado el despertar. Ojalá podamos seguir discutiendo sobre el tema, porque significaría que no ha muerto.