Una tarde en el Tate

Ayer, para tratar de hacer algo positivo con el estado de ánimo, me fui a echarle un vistazo al Tate Modern. Iba a decir que me esperaba una colección más grande, pero no es del todo cierto, ya que eso me pasó ya con la National Gallery, así que iba un poco prevenido. No es que sea un gran aficionado a los museos, por lo que no tengo mucho con loque comparar. Supongo que tenía la idea preconcebida de que debían tener una cantidad apabullante de obras de arte. Otra cosa que me sorprendió es la facilidad con la que podría practicarle una lluvia dorada a la Venus ante el espejo de Velázquez, ya que los cuadros no están protegidos ni nada. Curioso. Pero volvamos al Tate, que es mucho más interesante.

Sé que es un tópico, pero lo del arte moderno a veces no hay por dónde cogerlo. O al revés, lo puedes coger por donde te salga de las pelotas. Supongo que esa es la gracia. Yo, por mi parte, he hecho un ejercicio de interpretación artística que me dispongo a compartir con todos vosotros. Ahí van los greatest hits del Tate.

Sin título (Jannis Konuellis)

Nada más llegar me encuentro con esto. Por si no se ve bien, el «paisaje urbano» está pintado directamente sobre la pared y los cuervos están clavados a la misma por flechas que los atraviesan. La excusa es que esto es un espacio donde realidad y ficción confluyen. Esa es la explicación más manida y estúpida que he leído en mi vida. Cuando me giré para ver la siguiente obra sólo había una pregunta en mi mente: ¿Los cuervos son de mentira o están disecados?

Home (Marta Hatoum)

O, más bien, Trabajo de ciencias de Sexto de E.G.B. Básicamente se trata de un montón de utensilios de cocina metálicos conectados entre sí y, a su vez, a la corriente. Los que tienen agujeritos (el rallador y los dos coladores) tienen dentro bombillitas. Cada vez que se ilumina uno emite un zumbido distinto. Si se iluminan varios, emiten zumbidos varios.

Rayo iluminando un venado (Joseph Beuys)

Esta me parece lo más. De hecho, fue la que me hizo empezar con esto. El tal Beuys pensó que el título más idóndeo era Rayo iluminando un venado, pero es evidente que es mucho más acertado Bacalao seco y sembrado de zurullos.  Por lo visto el venado es el carrito, el bacalao es la luz, y los excrementos caninos son criaturas semi-formadas. A mi me parece mucho más plausible pensar que un perro llegó, se puso morao de bacalao (porque al lado había otro igual) pero estaba en mal estado y se fue por las patas abajo. Potente alegoría de la levedad del ser: hoy eres un bacalao seco y mañana un montón de mierda. O también de la importancia de fijarse en la fecha de caducidad. No sé, el arte es tan subjetivo…

nº 14 (Jason Pollock)

Aquí el autor me sorprendió por su cruda y desgarradora sinceridad: nº 14. Lo que nos dice es «Bueno, pues este es el borrón número catorce que hago». Se agradece esa franqueza.

La jaula (Gerhard Richter)

La obra consistía en cinco más, y este no sé si era el 2 o el 4, porque no sabía por cuál debía empezar. Esto lo pintó el señor Richter a los 74 años, por lo que no recuerda que realmente es un pantallazo de la porno del Plus de los viernes. De hecho, si entrecerráis los ojos veréis claramente que es una escena de sexo anal de Fui a por trabajo y me comieron lo de abajo.

Pintura sin título (Michael Baldwin y Mel Ramsden)

Pues sí, es un espejo, y sí, hicieron falta dos personas para realizar esta creación. Lo que más me sorprendió a estas alturas del museo no es, obviamente, que hicieran eso, sino que a ninguno se le ocurriera un título mejor. Pintura sin título es de estos que descolocan y que parece que se están riendo del respetable, pero creo que hubiera sido mucho mejor titularlo Yo, o también . Así podrías decir que el espectador reflexiona sobre su condición y ve la obra como algo que refleja lo más interno y crudo de si mismo. Aprendices…

Sin título (Escultura viviente) (Marisa Merz)

Aquí ya vas dándote cuenta de lo fácil que es poner Sin título como método para que el espectador (y sobretodo el crítico) se haga pajas mentales. Pero a mi esta sí que me inspiró, y la hubiera titulado Alarma gorda de clima en el SCI. Aunque, la verdad, dudo que el SCI diera alarma alguna ante un desaguisado como este a un conducto de clima. Creo que sólo las puede dar cuando hay caída del sistema… y está apagado.                                                                           .

La venus de los trapos (Michelangelo Pistoletto)

Esta parece de guasa. No sólo la obra en sí (una clara referencia al papel de la mujer condenada a ser ama de casa a pesar de sus deseos de autorrealizacíon; como lo haya acertado…) sino porque, si a eso le añadimos el nombre del tío, el resultado es un chiste. A mi lo de Micheangelo Pistoletto me suena a villano de Mortadelo y Filemón.                                                                                                                                                                                                                                                               .

Naranja de Abakan (Magdalena Abakanowicz)

Yo no sé si al llegar a este punto tanto arte consiguió que se disparara mi sensibilidad pero aquí vi claramente una vagina que mea desafiando las leyes de la gravedad. Lo que pasa es que el color ese…

Ufff… vamos a dejarlo.

Acabo de darme cuenta de que la artista se llama Abakanowicz y que la naranja es de Abakan. Si a eso le sumamos lo anterior…

Definitivamente, vamos a dejarlo.

Sin título (Jannis Konnuellis)

Otro Sin título del señor Konnuellis. Sí, el que ensarta los cuervos y los pega en la pared. Este tío es un listo. A mi, lo que me pide el cuerpo es hacer una hoguera con ese montón de leña.                                                                                                                                                          .

Sin título (Peter Fischli y David Weiss)

En este caso entiendo que hicieran falta dos personas para montar este almacén-taller de pintura-carpintería-neumáticos. Y aún había mas en la pared de enfrente. Hasta un cajón para el perro, con su almohada y su recipiente con Friskies. Supongo que aquí la gracia es titularlo Sin título.                                                                                                           .

Artists who do Books (Edward Ruscha)

A mi este me resulta particularmente insultante.                                                                                                                                                                                                                                                          .

Calaveras (Andy Warhol)

Yo lo habría titulado Marilyn hoy.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                .

Caution (Wet Floor)

En esta obra del señor Floor, los objetos ovo-formes en ascensión nos recuerdan la evolución de las especies, preguntándose si existe o no un límite. El hecho de que estén vacíos (los huevos, digo) nos recuerda nuestro efímero paso por este mundo: un día, de nuestra especie no quedará más que cascarones vacíos.

Si lo que vas a decir no vale más que el silencio, cállate

Y si lo que voy a escribir no vale más que una página en blanco, no lo leas. Pues sí, es «no lo leas» porque si cuando hablo no tienes más remedio que oírme, cuando escribo no tienes por qué leerme. Así que no leas. ¿Pero qué haces? ¿Qué parte de «no leas» no has entendido? Mira, es fácil. «No» significa que no. Y «leas» es de leer, vamos, lo que estás haciendo ahora. Por tanto, lo que te digo es que no hagas lo que haces. Leer, digo, lo demás puedes hacerlo. Respirar y eso, está bien. Bueno, ni bien ni mal, es que hay que hacerlo. Es incluso más necesario que respires que que pares de leer. De hecho, si no puedes respirar sin leer, por mi ya está bien que leas, aunque te recomiendo cosas más interesantes.

¿Que no hay nada más interesante que esto? Pues estamos jodidos, porque a mi me parece una mierda… Vale, tratemos de arreglarlo. Voy a coger una noticia al azar y comentarla. Para asegurarnos de que sale algo con chicha, vamos a abrir La Razón, y la noticia que ha salido es esta.

Señor Miguel Ángel Fernández Ordóñez (cómo mola empezar así, es la señal de que vienen hostias), seguramente se cree usted muy inteligente con semejante afirmación. Seguramente se piensa que ser gobernador del Banco de España y hablar de economía española le da credibilidad de forma automática. ¡Vaya, qué gran deducción! Si hay paro, no hay pasta, si no hay pasta, hay préstamos que no se devuelven, y si hay préstamos que no se devuelven, la banca pierde dinero. Y si la banca pierde dinero, que es todo lo que tiene, se va a la mierda. Hasta aquí la clase de economía avanzada del señor Fernández Ordóñez. No sé cuánto cobra usted, pero a todas luces, demasiado. Desde un puesto como el suyo debería ser capaz de ofrecer algo más que eso.

Por ejemplo, a mi me parece mucho más necesario que alerte sobre la necesidad de suelas duras en épocas de crisis como esta. Ahora los zapatos nos duran mucho más a que antes, algo así como el doble. Y así tiene que ser, ya que nos estamos apretando el cinturón; aunque de cinturones hablaremos otro día. Pero los zapatos tienen las mismas suelas que en las pasadas épocas de bonanza, por lo que llegamos a utilizarlos la mitad del tiempo con la suela gastada, cuyas propiedades de confort, ergonomía e incluso transpiración se han perdido completamente. Esto, que puede parecer trivial, es el desencadenante de una serie de acontecimientos que pueden hacer tambalear nuestro sistema financiero. Pensar que la mitad de nuestro tiempo lo pasamos con las suelas gastadas es equivalente a pensar que, en cualquier momento, la mitad de la población se pasea por ahí con las suelas gastadas. Los pies acaban doloridos, acalorados y sudorosos. Obviemos los pies doloridos y sudorosos y centrémonos en la subida de su temperatura. Una subida de la temperatura, que tras experimentación personal cifro en cinco grados, en una familia de cinco miembros de una casa hace mucho menos necesario el uso de la calefacción. Piense, nuevamente que estamos hablando de la mitad de la población, así que todas las casas en las que vivan más de una persona se verían afectadas, además de la mitad de los pisos de soltero. Dicho factor de multiplicación, es mucho más que perceptible para las empresas energéticas, que experimentan un importante descenso de la demanda. Su solución es, por tanto, aplicar subidas de tarifas donde la demanda se ha mantenido, es decir, en las oficinas, donde el olor a pies es inadmisible. Mucho más en las oficinas bancarias, que están concebidas para la atención al público. Ante este aumento del gasto, los bancos se verán obligados contrarrestarlo con el aumento de los ingresos, es decir, la subida de los intereses, endeudando a las familias, que deben alargar, por tanto, aún más el tiempo de vida de su calzado, creando una rueda que lleva inevitablemente al desastre.

Este, señor Fernández Ordóñez, es el tipo de recomendaciones que esperamos de usted y de la gente que está en puestos como el suyo. Si lo que desea es vivir del cuento, no se preocupe, dimita y le pondremos una pensión vitalicia. Al sistema se la suda eso. Lo que no se la suda es que quien lo controla sea un patán que no sabe hacer la O con un canuto. Eso sí es importante.

Joder, ¿lo ves? Si es que tendrías que haberte leído la etiqueta del champú, que igual descubres que eres alérgico y eso sí que es importante.

Haciendo una pausa con la plancha

Tras quince días en Londres (clavados) ya tengo habitación. Está en el culo del mundo (que, por si no lo sabíais,  se llama Walthamstow) y es bastante cuchitrilesca, pero al menos ya estoy instalado. Ahora viene la parte divertida: hacerme con una vida aquí, es decir, trabajo, amigos, etc. A ver cómo se me da.

Esta casa parece una especie de comuna y da la sensación de que todos son más que compañeros de piso. De momento con quienes más he hablado es con Liz y Jacques (creo que se llama así) una pareja o matrimonio de mi edad muy majos. Sobretodo con ella, a la que entiendo bastante mejor que a él, no sé si por ser hija de padres españoles. No, no hablamos español porque ella lo habla de aquella manera, pero es que a él me cuesta Dios y ayuda entenderle. Aunque nada comparado con Bronson (esta tiene un pase): con él no soy capaz de distinguir las palabras de los eructos contenidos.

Hoy tenemos barbacoa para comer, y teniendo en cuenta lo regular que acabó el día ayer, este parece un buen comienzo. A ver qué tal.

Esto es un añadido, pero que tengo que ponerlo. Que hoy es el cumpleaños de mi hermana y va a hacer un soplado de velas por web-cam. ¡Qué grande es la tecnología!